Baja la edad de inicio. Lo revela una encuesta del Observatorio de Políticas Sociales del Gobierno porteño. Hace 10 años empezaban después de los 18 añosLa primera vez en el consumo de drogas de diseño, como el éxtasis, se da más temprano y el escenario es la fiesta de música electrónica. En 2006, la edad promedio en el inicio con esos estimulantes ilegales en Capital era los 18 años. El año pasado, se detectó que el inicio había bajado a los 15 años, según una encuesta del Observatorio de Políticas Sociales del Gobierno porteño. Un cambio que se produjo porque creció la frecuencia de las fiestas y la facilidad de acceso a la droga, se impuso bailar por más de 8 horas , y hay una falta de percepción del riesgo que implica tragarse pastillas que nadie controla.
El consumo de éxtasis, la sustancia que consumieron los 5 muertos en la fiesta electrónica de Costa Salguero hace una semana, empezó a darse en la Argentina a partir de 1995. Fue una década después de que empezara en Ibiza, España, y luego se expandiera en Inglaterra y los Estados Unidos. Aquí se daba en jóvenes de entre 25 y 30 años en fiestas privadas y exclusivas. En 1999, el éxtasis pasó a ser consumido en discotecas, y se conformó una red de vendedores, según una investigación de la socióloga de la Facultad de Ciencias Sociales y el Conicet, Ana Clara Camarotti.
Desde 2002 en adelante, después de Chile, la Argentina pasó ser el segundo país en América Latina por la cantidad de consumidores de éxtasis, según la Organización de las Naciones Unidas contra la droga y el crimen (ONUDC). Hubo una fuerte expansión del consumo no sólo en cantidad sino también en variedad. Se redujo el precio. Con todo, la edad de inicio bajó a los 15 años, aunque el grueso de los consumidores tiene más de 18. “Al principio, era un consumo exclusivo y cada joven tenía en cuenta que no debía mezclar el éxtasis con el alcohol. En cambio, durante los últimos 10 años, se consume más de 1 dosis por noche y se dejaron de lado los cuidados, como la hidratación”, explicó Camarotti a Clarín. Cada vez son más los que se incorporan al mercado del éxtasis: la encuesta en Capital reveló que el año pasado 3.700 estudiantes de escuelas secundarias consumieron por primera vez. “En Capital, el consumo de éxtasis en adolescentes duplica al que se produce en el resto del país, donde también la edad de inicio es 15 años”, contó a Clarín María Verónica Brasesco, del Observatorio Argentino de Drogas, que depende de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción.
“Los adolescentes consumen por diferentes motivaciones. Hay un rasgo típico de la edad que es creer que nada puede pasarle. Siguen a su grupo de pertenencia y experimentan con la droga. Muchos sólo se guían por lo que sus amigos dicen o por lo que encuentran en Internet, pero pueden sufrir cuadros de intoxicación aguda. Lo que buscan es tener sensaciones fuertes, pero pueden pagar un alto costo”, sostuvo Verónica Dubuc, de la Asociación de Psiquiatras Argentinos. El éxtasis puede dañar gravemente órganos como el hígado y los riñones, y provocar convulsiones e insuficiencia cardíaca.
“Los adolescentes consumen éxtasis y casi no reparan en los otros cuando bailan. Los adultos no supimos abrirles caminos para que contemplen a los otros y obtengan placer sin la necesidad de consumir drogas. Falta que se les brinde la posibilidad de hacer otras actividades valiosas, como la actividad artística, las tareas comunitarias, o los deportes. Está demostrado que las políticas represivas del Estado con las drogas no fueron exitosas”, subrayó la doctora Ana Lía Kornblit, del Instituto Gino Germani de la UBA y autora del libro Nuevos Estudios en drogadicción. En tanto, la toxicóloga Marta Braschi, de la Sociedad Argentina de Pediatría y el Hospital Alemán, enfatizó en el rol de los adultos: “Los padres dicen que hablan sobre drogas. Pero ¿los chicos los escuchan? Muchas veces no les dan tiempo para desarrollar lo que sienten. Hay padres que se comportan como adolescentes y eso les impide ponerles límites a sus hijos”.
La mirada social “La tragedia de 5 jóvenes muertos en una fiesta electrónica en Capital se enmarca en el fenómeno de la medicalización de la vida cotidiana. Se usan pastillas como el Viagra para tener sexo, otras para dormir, para calmar a chicos. Por lo cual, los adolescentes y los jóvenes usan el éxtasis para bailar”, explicó a Clarín la socióloga Ana Clara Camarotti. “Es importante reflexionar sobre la responsabilidad de los adultos y del Estado. ¿Por qué no había agua potable, la capacidad del lugar estaba superada, y se vendían pastillas adulteradas? Los adultos debemos colaborar en ofrecer otras alternativas de ocio. Los chicos no buscan morirse”.
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