“Juegan en la escuela, en fiestas o solos en su habitación”

Guía para actuar ante el drama de los adolescentes atrapados por sitios de apuestas online

Las ganas incontenibles de hacer apuestas online empezó a ser un problema que atrapa a muchos niños y adolescentes de la Argentina. Psicólogos, psiquiatras y especialistas en adicciones coinciden en que estamos frente a una explosión de este hábito entre chicos desde los 12 años. Se trata, afirman, de una rutina peligrosa que crece de manera alarmante en las escuelas, en las fiestas, en los asados, durante los viajes de egresados y en la soledad de sus habitaciones.
“Por primera vez en la historia llegan a los consultorios médicos adolescentes, preadolescentes y hasta niños que juegan compulsivamente, es decir con un cuadro de ludopatía o juego patológico”, explica el psiquiatra Federico Pavlovsky, especialista en adicciones. En esa línea, una encuesta difundida esta semana por Unicef revela que 8 de cada 10 adolescentes y jóvenes de 13 y 24 años hicieron apuestas online durante el último año.
Los especialistas afirman que se trata de un problema “silencioso”, “invisibilizado” y “difícil de detectar”. En ese contexto, LA NACION consultó a expertos en ludopatía, adicciones comportamentales y crianza digital para responder las preguntas que más resuenan entre madres, padres y familiares: ¿Cómo hacen para apostar si a su edad está prohibido? ¿Cuáles son los riesgos a los que están expuestos? ¿Cómo puedo evitar que entre en el mundo de las apuestas? ¿Existe un tratamiento para el juego compulsivo?

1 ¿Por qué las apuestas online son un drama para muchos adolescentes?

Los especialistas coinciden en que estamos frente a una explosión de las apuestas online como un hábito entre los adolescentes. “Para ellos son las nuevas ‘pastillitas de colores’”, explica la psicóloga Débora Blanca, especialista en ludopatía y directora de Lazos en Juego.

A pesar de que por ley solo deberían poder acceder las personas de 18 años o más, cada vez más adolescentes hacen apuestas online. Esto ocurre principalmente desde la pandemia, cuando la mayoría de las provincias y la ciudad de Buenos Aires habilitaron la actividad. Es un hábito que crece de manera alarmante en las escuelas, en las fiestas, en los asados, durante los viajes de egresados y en la soledad de las habitaciones.

Un informe difundido en septiembre de este año por Unicef expone que 8 de cada 10 adolescentes y jóvenes de 13 y 24 años hicieron apuestas online durante el último año. El dato surge de una encuesta a 500 chicos. Además, la mitad de quienes dijeron haber apostado aseguró que lo hizo con el objetivo de ganar plata. Y, finalmente, 7 de cada 10 dijeron que es un hábito difícil de dejar.

En una reunión virtual realizada por Chicos.net con cientos de docentes de distintos puntos del país, la mayoría comentó que sus alumnos apostaban en clase. “No es una cuestión de nivel socioeconómico. En una escuela ABC1 de zona norte, todos los chicos de secundaria dijeron que conocían a alguien que apostaba en juegos online. Mientras que docentes de escuelas de barrios carenciados nos contaron que también había chicos que apostaban mientras estaban en el colegio. Cuando llamaron a las familias, una madre les dijo que ella estaba contenta porque su hijo ganaba dinero”, reveló Marcela Czarny, directora de Chicos.net.

“Por primera vez en la historia llegan a los consultorios médicos adolescentes, preadolescentes y hasta niños que juegan compulsivamente, es decir, con un cuadro de ludopatía o juego patológico”, explica el psiquiatra Federico Pavlovsky, especialista en adicciones. Se trata de la compulsión al juego y se caracteriza por un impulso incontrolable por apostar, sin importar las consecuencias en su vida.

Los especialistas consultados coinciden en que muchos de los chicos que apuestan comienzan a hacerlo a los 12 años, edad en la que la mayoría ya tiene un celular con el que pueden acceder a casinos o casas de apuestas online con facilidad. Este inicio está vinculado a la independencia económica y al uso de las billeteras virtuales.

La puerta de entrada a esta actividad suelen ser las apuestas deportivas,
 que tienen gran popularidad gracias a que los casinos y casas de apuestas online sponsorean a equipos de fútbol y de otros deportes populares.

Según una encuesta realizada este año por Opina Argentina, el 16% de los jóvenes de 16 a 29 años dijo realizar “apuestas online regularmente”. Mientras que un informe del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense expone que el 12,5% de los jóvenes de entre 18 y 24 años hizo apuestas online en algún momento de su vida.

Los especialistas afirman que se trata de un problema “silencioso”, “invisibilizado” y “difícil de detectar”

Poca conciencia y naturalización: cuando las escuelas convocan a las familias por este tema, notan que no son conscientes de los riesgos. “Si no hay una gran pérdida económica, no ven a las apuestas como un problema de magnitud. No entienden que aunque los chicos no hayan perdido grandes sumas de dinero, la pueden estar pasando muy mal”, reflexiona Lucía Fainboim, directora de Bienestar Digital y especialista en ciudadanía y crianza digital.

Falta de límite interno: “Los chicos acuden a la familia cuando ya no les queda ninguna solución, cuando se ven entre la espada y la pared”, explica Fainboim. Y ejemplifica con frases que evidencian esa situación límite: “Ya robé en casa un montón de plata y no tengo más”, “me endeudé un montón y me están apurando por la deuda”, “Mi mamá se va a dar cuenta de que no están los dólares en su cajón”.

 El hecho de que las apuestas sean online dificulta la detección de la actividad porque los padres no conocen ni pueden saber todo lo que hacen sus hijos con su celular.

 La complejidad de la adolescencia: “Un chico que apuesta, generalmente, está preocupado, está triste, está enojado, duerme mal, baja el rendimiento académico, ya no sale con sus amigos. Lo que pasa es que como es adolescente, esos cambios de conducta, pueden tener que ver con un montón de otras cosas de esa etapa”, explica Blanca.

2 ¿Qué los atrae hacia las apuestas?

 Bombardeo publicitario: las casas de apuestas contratan influencers, comunicadores, deportistas y famosos para que instalan la idea de que jugar es “cool” y una manera rápida, fácil y divertida de “enriquecerse sin trabajar”. En algunos países, como por ejemplo España, se reguló y limitó la publicidad porque vieron los efectos que tenía sobre los jóvenes.

“Si sabés de deporte, ganás”: a través de la publicidad (muchas veces encubierta), las casas de apuestas deportivas instalan la falsa creencia de que si se tiene mucha información sobre determinado deporte es muy fácil ganar.

 Actividad legitimada socialmente: aunque los chicos saben que las apuestas están prohibidas para menores de 18 años, tienen cierta confusión porque piensan que “si es tan fácil acceder y hay tantas publicidades que te invitan a hacerlo, entonces no debe estar tan prohibido”, reflexiona Débora Blanca, psicóloga, especialista en ludopatía y directora de Lazos en Juego, y sigue: “Además, si sus máximos ídolos lo hacen, debe estar buenísimo”.

 Presión social: “El que no apuesta se queda afuera de la conversación porque apostar pasó a ser parte de los códigos que manejan la mayoría de los grupos, sobre todo los varones”, explica Blanca. “Es común que en lugar de hablar de cómo estuvo el partido, hablen de cómo les fue con las apuestas. ´¿Viste la jugada de córner? Con esa gané tanta plata´”, ejemplifica el psiquiatra Federico Pavlovsky, especialista en adicciones.

 Fácil acceso: muchos chicos tienen teléfonos inteligentes desde muy temprana edad y eso puede significar “tener un casino virtual en el bolsillo”, advierten los especialistas.

 Sensación de que nadie los descubrirá: hay una ausencia marcada de las personas adultas en relación con sus tareas de cuidado en Internet. Según Unicef, casi el 70% de los adolescentes cree que su familia “sabe poco”, “más o menos” o “nada” sobre sus actividades en la red.

 Disponer de billeteras virtuales: muchos las tienen a partir de los 12 o 13 años y es ahí donde sus padres transfieren el dinero con el que se manejan durante la semana o el mes. Sin embargo, ejercen poco o nulo control sobre los gastos. Algunos chicos incluso tienen tarjetas de crédito adicionales o acceden a los datos de las tarjetas de sus padres, lo que los habilita a cargar dinero.

 Crédito bonificado para empezar a apostar: muchas veces no necesitan usar su dinero para comenzar a operar porque las casas de apuestas online suelen dar un bono de ingreso.

 Crisis del disfrute: “Estamos frente a una generación de adolescentes que para tener una satisfacción, necesita ganar plata. Hasta el fútbol, algo más vinculado al ocio y al disfrute improductivo, se impregnó de la idea de ganancia e inversión. “¿Por qué a un chico de 16 años no le basta con ver a su selección de fútbol jugando la final de la Copa América y para sentir satisfacción necesita convertir ese momento en una chance para ganar dinero?”, interpela Lucía Fainboim, directora de Bienestar Digital y especialista en ciudadanía y crianza digital.

 Desconocimiento sobre los riesgos: según una encuesta hecha por Playtech, una empresa de desarrollo de software de juegos de azar, el 84% de los jugadores argentinos que participan en plataformas de apuestas online afirmaron que nunca han sido advertidos sobre los riesgos que puede acarrear la conducta de juego. Incluso, a veces, lo celebran porque lo ven como una manera de que sus hijos ganen dinero. Además, hay padres que realizan apuestas junto a sus hijos. “Hay una lógica y un abordaje adulto que minimiza lo que los chicos viven en plataformas digitales porque parten del supuesto de que lo que allí sucede no es real”, reflexiona Lucía Fainboim.

 Pocos controles: a pesar de ser una actividad prohibida para menores, ellos pueden apostar usando una identidad falsa o a través de intermediarios conocidos como “cajeros”, como se les llama a las personas (pueden ser incluso adolescentes) que ofician de intermediarios entre los casinos online y quienes quieren apostar.

 El Mundial y el triunfo de la Argentina: estos dos hitos promovieron el crecimiento de las apuestas deportivas.

 Factores socioeconómicos: la inestabilidad económica que vive la Argentina impulsa tanto a adultos como a adolescentes a buscar alternativas para generar dinero de manera rápida y fácil.

 Mecanismo adictivo: “Las plataformas de juego ilegal están milimétricamente diseñadas para captar menores de edad y transformarlos en adictos 4.0”, explica el psiquiatra Federico Pavlovsky en el libro Apuestas online, la tormenta perfecta.

 Impulsividad: ”El cerebro del adolescente está en desarrollo, entonces las áreas que son las responsables de tomar decisiones o de controlar impulsos todavía están en desarrollo y eso hace que tengan una capacidad menor para evaluar de manera efectiva los riesgos y las consecuencias de sus impulsos”, plantea Florencia Gabutti, consultora en ciudadanía digital.

 Sistema de recompensa: según Pavlovsky, las apuestas presentan mecanismos de recompensas intermitentes y variables, que operan como estímulos muy potentes. “Nuestro cerebro está preparado para anhelar lo imprevisto. La motivación para apostar reside más en la incapacidad de predecir si nos tocará la recompensa que en la ganancia financiera en sí”, sostiene el psiquiatra. Ese mismo mecanismo es el que estimula los juegos online.

3 ¿Cómo logran apostar si a su edad está prohibido?

La mayoría de los chicos que apuestan lo hacen en sitios ilegales cuyos controles son nulos.

La principal diferencia entre las plataformas legales y las ilegales es que estas últimas no restringen el acceso a los menores de edad, ponen en riesgo la información personal de los apostadores y no garantizan un juego justo, como reglas claras, pago de premios y devolución de saldos, entre otros aspectos.

Para poder identificar una página de juego legal, su dominio debe finalizar con “.bet.ar”. Si esto no es así, la página es ilegal.

De todos modos, los especialistas revelan que, si bien en los sitios legales los controles son más estrictos, hay chicos que logran burlar esos límites con una identidad falsa, por ejemplo, usan el DNI y los datos de la cuenta bancaria de sus padres.

Así funcionan las apuestas online en sitios ilegales

Intermediarios: quienes ofician de puente con los casinos y casas de apuestas ilegales son conocidos como cajeros y son los encargados de recibir las apuestas por WhatsApp. Lo que ellos ganan es un porcentaje de todas las apuestas que reciben. Los especialistas revelan que hay muchos adolescentes que actúan de cajeros y que ganan cifras considerables. “Está muy naturalizado entre los jóvenes y muchos lo toman como una especie de emprendimiento. Vemos chicos de 14, 15 o 16 años que venden fichas virtuales de casino como si vendieran libros, sin la más mínima conciencia de nada”, cuenta Débora Blanca, psicóloga, especialista en ludopatía y directora de Lazos en Juego.

●“A veces los cajeros son personas desconocidas, otras veces es un conocido o un amigo. Si uno se pone a hablar con los adolescentes todos conocen o tienen un amigo cajero”, revela Florencia Gabutti, consultora en ciudadanía digital.

●“En YouTube y en cualquier plataforma hay un montón de tutoriales para aprender a ser cajero. Los propios sitios de apuestas ilegales ofrecen la posibilidad de anotarse como cajero”, aclara la especialista en crianza digital Lucía Fainboim.

●Los chicos llegan a los cajeros por recomendaciones en Instagram, Facebook, Twitch, TikTok y Kick, una nueva plataforma de streaming muy popular entre los jóvenes.

Influencers: según Florencia Gabutti, los influencers cumplen un rol importante en las apuestas online, ya que reciben un pago para derivar personas a los cajeros. Por ejemplo, en una de las stories que suben, ponen un link que invita a sus seguidores a entrar a ese enlace y apostar. Su ganancia varía según la cantidad de personas que hagan clic en ese link y apuesten con el código que ellos les dan. Al hacer clic en ese enlace, la persona entra a una conversación de WhatsApp con un cajero, quien le manda un usuario, una contraseña y un CBU para transferir el dinero.

Streamers: Twitch es una de las plataforma de streaming más importantes del mundo. En el libro La tormenta perfecta. Apuestas online coordinado por Federico Pavlovsky, Tomás Pergolini explica que casi todos los streamers y los llamados talentos eligen esa plataforma. “Los streams de la categoría slots (para creadores de contenidos sobre tragamonedas y apuestas online) tienen en pantalla a un streamer jugando a algún videojuego de alguna casa de apuestas. Su audiencia lo verá mientras apuesta, gana y pierde plata. Las páginas de tragamonedas online suelen contratar a streamers conocidos para que publiciten sus juegos en ‘slots’ y les proporcionan cuentas con fondos para que jueguen en el casino: el creador de contenido nunca utiliza su propio dinero. Al mismo tiempo, al streamer le ofrecen un jugosísimo contrato que le exige pedir a sus seguidores que creen una cuenta en la página de juegos de ese casino. No todos los streamers especifican que ese es un contenido promocionado o que tienen contrato con estos casinos, simplemente parece que son personas a las que les divierte apostar y que ganan mucho dinero jugando”, dice Pergolini.

Prestamistas: son jóvenes que generalmente ya terminaron el secundario, tienen un buen poder adquisitivo y ofrecen préstamos a sus excompañeros para que puedan apostar. En general, ocurre en colegios privados con estudiantes de familias de alto poder adquisitivo. “Dan préstamos en pesos o dólares. Cuando el que pidió prestado ya no puede devolverle porque perdió una y otra vez, empiezan las exigencias: ´Pedile a tu mamá´, ´Hablá con tus padres y convencelos de que te den esa plata’, ‘¡La necesito!´, exigen entre el miedo y la desesperación frente a la imposibilidad de recuperar ese dinero prestado para apuestas”, relata Débora Blanca.

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4 ¿Cuáles son los riesgos a los que están expuestos?

“El apostador, en general, llega poco a los consultorios médicos porque no suele tomar dimensión del problema. Muchos minimizan los riesgos de las adicciones comportamentales porque creen que son menos dañinas que el consumo problemático de sustancias y esto no es así”, explica Federico Pavlovsky, médico psiquiatra especialista en adicciones.

Mismos riesgos que los de un casino físico: “¿Qué pasa si voy al casino y veo a un chico de 14 años jugando en la maquinita hasta las cinco de la mañana? Me preguntaría qué hace acá este chico que mañana tiene que ir al colegio, ¿no? Necesitamos que las familias se den cuenta de que esto es lo mismo, que sus hijos tienen un casino en la mano disponible siempre”, reflexiona Lucía Fainboim, especialista en ciudadanía y crianza digital.

Riesgo de desarrollar una adicción: “Las apuestas inciden en circuitos neuroendocrinos cerebrales activando sistemas de recompensa rápida que producen placer inmediato y necesidad de seguir jugando, ya que tienden a ser repetidos compulsivamente. Cuando se trata de un menor de edad, es todavía más peligroso porque su estructura psíquica no está desarrollada para frenar cierta impulsividad, para tener filtros inhibitorios”, revela Débora Blanca, psicóloga especializada en ludopatía y otras adicciones comportamentales.

La adicción se da cuando “algo divertido, aleatorio, que lo hacías a veces, se empieza a ritualizar, se convierte en algo que ocupa una centralidad: salgo del colegio y apuesto, estoy en el recreo y apuesto. Ves que se empieza a establecer una frecuencia diaria”, explica Pavlovsky.

El riesgo se intensifica cuando después de jugar tienen que saldar la deuda. Ahí comienza la desesperación: préstamos, robos a familiares, mentiras, insomnio y aislamiento. “Necesitan conseguir dinero como sea y, en algunos casos, corren el riesgo de caer en redes que a cambio de dinero les piden fotos que comprometen su integridad sexual”, explica la psicóloga Débora Blanca.

Amenazas y consecuencias físicas: “A veces ocurre, sobre todo en contextos más vulnerables, que los chicos se endeudan y cuando no pueden pagar esa deuda, sus prestamistas, muchos relacionados a redes de narcotráfico, los amenazan, los van a buscar e incluso aplican represalias físicas”, señala Lucía Fainboim.

Mayor riesgo de suicidio: entre las muchas consecuencias potenciales del juego compulsivo, la más grave es el comportamiento suicida. Hay estudios internacionales que advierten que los jugadores patológicos están más expuestos a ideas en ese sentido. “En la última semana recibí tres mensajes de madres de menores de 25 años enganchados con las apuestas online. Uno de ellos se suicidó y los otros dos lo intentaron”, cuenta Débora Blanca, quien afirma que “la ludopatía es la adicción con el índice más alto de suicidio».

5 ¿Cómo puedo evitar que entre en el mundo de las apuestas?

No subestimes los riesgos: “Así como sabemos que el ingreso a un casino, bingo o casa de apuestas física está prohibido para menores de 18 años, vale preguntarnos por qué no problematizamos que realicen las mismas prácticas prohibidas en internet”, opina Lucía Fainboim, especialista en ciudadanía y crianza digital.

Controlá sus gastos: “Tenemos que empezar a cuestionar algunos paradigmas a los que nos subimos. ¿Desde cuándo un chico de 12 o 13 años maneja las finanzas y no tiene que pedir dinero cada vez que lo necesita? Los chicos tienen que seguir manejando efectivo”, opina Débora Blanca, psicóloga especializada en ludopatía, y sugiere: “Si le transferimos a Mercado Pago, por ejemplo, esperemos a que se queden sin plata y pidan, así uno sabe en qué están gastando el dinero, ya que sabemos que empiezan a apostar con la plata de los padres”, argumenta.

Dale educación financiera: es clave fomentar el diálogo tanto en las escuelas como en las familias sobre cómo manejarse con el dinero, sobre todo en el mundo virtual.

Ejercé un control parental sobre las billeteras virtuales: Mercado Pago, por ejemplo, facilitó la opción de asociar la billetera virtual de un menor a un tutor, quien recibe por mes un resumen con todos los movimientos.

Dale autonomía progresiva: en cualquier ámbito de la vida los chicos necesitan ganar autonomía de manera progresiva. “Al principio es clave tener más control sobre la plata que les damos y recién cuando estemos seguros de que la manejan bien, damos el siguiente paso”, recomienda Fainboim.

Mantené una comunicación abierta y honesta: si detectamos que apuestan, es importante hablar del tema, explicarles que hay gente que la pasa mal y mostrarles casos reales que salieron en las noticias y que los ayuden a entender por qué las apuestas no son buenas. (Más información en pregunta 8)

Prestá atención a los signos de alerta: ante cambios de comportamiento, incorporá dentro de las posibles hipótesis las apuestas online. (Más información en la pregunta 6)

Ayudalo a reflexionar sobre los mensajes que consumen: “Los influencers ofrecen soluciones mágicas como las apuestas o los cursos que prometen enseñarles a ganar miles de dólares en poco tiempo. Y sus ídolos son personas que ostentan dinero. Es decir, hay una construcción social ligada a que el éxito es la mercantilización. Hay que ayudarlos a entender que eso es una puesta en escena, que el influencer construye una imagen que muchas veces no es real y que genera frustración. Es importante motivarlos a que elijan influencers que les generen buenas emociones”, opina Fainboim.

Convertite en ejemplo: “Es muy importante lo que decimos, pero tiene que coincidir con lo que hacemos. ¿Qué relación tienen los padres con el trabajo? ¿Qué vínculo tienen con el dinero?”, interpela la psicóloga Débora Blanca.

Retrasá la entrega de un celular inteligente: los estudios y los especialistas coinciden en que cuanto más demoremos la entrega de un teléfono inteligente y el acceso a redes sociales, más favorecemos el desarrollo de la salud mental de los chicos. (Ver recomendaciones en la guía Chicos y Pantallas)

Repensá tu relación con el celular: “Los padres y madres en muchos casos tienen un consumo compulsivo de la tecnología”, afirma Federico Pavlovsky, psiquiatra especialista en adicciones. “Si nos mostramos como personas que a toda hora consultamos nuestros celulares o computadoras, es probable que pierda fuerza nuestro discurso sobre el uso moderado que ellos deberían tener del celular”, enfatiza Fainboim.

Poné límites sin culpa: el límite cuida y encuadra. En internet es indispensable marcar qué se puede hacer y qué no. “Los padres tienen que entender que ellos son la autoridad responsable y, desde el amor, deben poner límites y explicar los riesgos a los que se exponen”, advierte Blanca.

Generá acuerdos colectivos: los especialistas coinciden en que es saludable ponerse de acuerdo con otros padres o con las escuelas y trabajar juntos para que no se normalicen ciertas conductas. “Estamos aceptando un montón de cosas porque sentimos que no nos queda otra. Lo aceptamos porque en el grupo de nuestro hijo ‘todos lo hacen’ y ‘no lo voy a dejar afuera del grupo’”, plantea Blanca.

Ofreceles alternativas: fomentá actividades sanas para el desarrollo físico y mental, como las culturales, artísticas o deportivas. Además, sugerí actividades que sean compartidas, que lo lleven a interactuar con otros.

Escuchalos: que tengan espacios para hablar del tema. Por ejemplo, hacele preguntas abiertas: “¿Qué pensás de las apuestas?”

Denunciá los sitios ilegales. Es un paso fundamental para aportar en la lucha contra los juegos ilegales, que no tienen regulación. (Ver más información en la pregunta 12)

Si sos docente, incluí la problemática del juego online en tus talleres.

Si sos médico, agregá este tema en las entrevistas con adolescentes.

Otras herramientas de prevención:

Aplicaciones de control parental: los padres pueden descargar apps de control para bloquear o restringir contenido al que sus hijos acceden. Qustodio, Norton Family, Yeezy o Phonsee son algunas de las principales. Existen tanto para iPhone como para Android y varias son gratuitas. (Ver más información en la guía Chicos y Pantallas)

Descargar apps de bloqueo: también existen aplicaciones que operan como bloqueadores de apps o de contenido específico (juego, pornografía o tiendas virtuales o marketplace, por ejemplo).

Programar aplicaciones: para que el celular no permita el ingreso a apps o páginas que tengan que ver con el juego. Ejemplos de esto son las aplicaciones como Freedom, Self Control o Cold Turkey Blocker.

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6 ¿A qué conductas tengo que estar alerta?

Las señales de alerta más importantes para identificar que las apuestas se pueden estar transformando en una compulsión son:

Deseo incontrolable por jugar.

Cambios marcados de ánimo: alegría extrema cuando se gana y angustia cuando se pierde.

Pérdida de los propios valores: “Ocultar dinero, pedir préstamos a escondidas, retirar dinero sin explicaciones de las cuentas familiares y, en algunas situaciones, robar dinero de amigos y familiares para volver apostar con la ilusa idea de recuperar lo perdido o pagar deudas”, describe Laura Jurowski, psicóloga y directora de reConectarse.

Mayor introversión, irritabilidad, agresividad o intolerancia.

Ansiedad ante el pedido de que dejen de usar el celular: pueden esconder los dispositivos o protegerlos con claves.

Uso del celular en momentos y lugares inusuales: no se despegan ni un minuto del teléfono, lo que puede estar dando cuenta de que apuestan en cualquier lugar: en los baños, en el colegio, en su cuarto.

Alteración del ciclo sueño: durante el día se muestran cansados porque muchos juegan también durante la noche o la madrugada.

Desinterés por otras áreas de la vida, como su salud, sus amistades, su pareja, su familia y sus hobbies.

Modificaciones en el flujo del dinero y movimientos extraños en cuentas y tarjetas propias o familiares.

Solicitud de préstamos a familiares, amigos o entidades de crédito.

Menor rendimiento en la escuela.

Estar excesivamente pendiente de resultados de juegos deportivos, incluso de algunos que antes no eran de interés. “De pronto, están viendo voleibol japonés a las dos de la mañana de un lunes. Es decir, empiezan a mirar y a apostar a cualquier cosa porque el punto no es el deporte, el punto es apostar”, explica Federico Pavlovsky, médico psiquiatra especialista en adicciones.

Múltiples pantallas: revisan varios dispositivos en simultáneo para poder seguir, por ejemplo, distintos deportes.

¿En qué casos es necesario consultar a un especialista?

“Cuando alguien tiene una duda nutricional, consulta a un nutricionista. Cuando surge una preocupación o incertidumbre sobre el corazón, se consulta al cardiólogo. Del mismo modo, si como familiares tenemos dudas acerca del modo en el que apuestan o la cantidad de apuestas que hacen, debemos consultar a un especialista en adicciones. Puede ser psicólogo o psiquiatra”, explican el psicólogo Gustavo Irazoqui y el psiquiatra Rafael Groisman en el capítulo 4 del libro La tormenta perfecta. Apuestas online.

7 ¿Cómo reconocer si el juego se convirtió en una adicción?

Es crucial diferenciar entre una conducta problemática y una adictiva. El psicólogo Gustavo Irazoqui y el psiquiatra Rafael Groisman explican esa diferencia en el libro La Tormenta Perfecta. Apuestas Online:

En el uso problemático, son afectadas distintas dimensiones vitales. Por ejemplo, la familiar (conflicto entre padres e hijos por pérdidas de dinero o por el tiempo dedicado al juego); la académica o laboral (disminución del rendimiento); la económica (pérdida de grandes cantidades de dinero); la legal (como consecuencia de haber contraído deudas impagables) o el ámbito de pareja (conflictos vinculares por la falta de conexión y atención), entre otras áreas. Al mismo tiempo y a pesar de saber que el juego está generando un problema significativo en su vida, la persona no cesa de jugar.

Cuando hablamos de juego compulsivo, vemos que la vida entera del joven, todas sus conductas y pensamientos, así como toda su atención y su líbido orbitan en torno al juego. Destina mucho tiempo no solo a jugar largas horas, atento a cada partido, sino también pensando en cómo y cuándo jugará, cómo conseguirá el dinero.

Los autores describen los siguientes síntomas para explicar cómo se vive la adicción:

Necesidad de incrementar el juego para obtener el mismo placer que se lograba al principio, cuando se apostaba menos o con menor frecuencia (fenómeno de tolerancia). Necesita mayores estímulos para sentir la misma recompensa conductual.

Abstinencia: al intentar dejar de jugar siente una serie de síntomas que rápidamente lo hacen desear volver a hacerlo: malestar, irritabilidad, somnolencia, craving (ansia imperiosa de jugar), falta de deseo o desinterés por otras cosas, entre otros.

Más aspectos que caracterizam a una adicción, según los mismos especialistas:

Intentos sin éxito de abandonar el juego: intenta disminuir la cantidad de juego o selecciona algunos que considera “menos riesgosos” y establece mentalmente infinitas estrategias para convencerse a sí mismo de que puede manejar el problema. En ese autoengaño, piensa en regular su juego en ciertas circunstancias, por ejemplo, solamente los fines de semana, si hay un ingreso extra, si tiene una “fija”. También considera apostar en menos partidos o se propone reducir el dinero que emplea en esto. Es un laberinto desgastante e inútil en el que desperdicia mucho tiempo sin realizar una consulta profesional. Cuando estos múltiples intentos fracasan, sufre de irritabilidad y desesperanza, y se siente ineficaz, sin posibilidad de producir un cambio.

Compulsión por recuperar lo perdido: cuando se comienza a perder, se inicia una manifestación de “aversión a la pérdida”. El individuo siente la necesidad imperiosa de recuperar lo perdido y se desata una compulsión desesperada, impulsiva, donde desaparece todo control, estrategia o conocimiento. Muchos jugadores solicitan préstamos familiares o bancarios, realizan pagos con tarjeta en cuotas, solicitan dinero en instituciones con usura. Algunos multiplican sus deudas en forma exponencial en poco tiempo y es frecuente que apuesten el dinero obtenido para pagar las más antiguas, aumentando la gravedad de la situación.

Lotería de la Ciudad de Buenos Aires ofrece en su sitio web un test para autoevaluarse. Es una herramienta diseñada para ayudar a los jugadores a evaluar su comportamiento y detectar problemas de juego patológicos. Se basa en los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, de la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos.

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8 ¿Cuál es la mejor manera de hablarle sobre los peligros de las apuestas?

Los expertos afirman que la mejor manera de evitar el desarrollo del juego compulsivo es hablando abiertamente con los adolescentes sobre el tema. Para ello, es clave garantizar el espacio y el tiempo para poder generar una conversación de calidad.

Florencia Gabutti, consultora en ciudadanía digital, ofrece varios consejos para que la comunicación sea efectiva:

Indagación: hacer preguntas abiertas que le den la posibilidad a ellos de explayarse, como por ejemplo: “¿Estás de acuerdo con lo que pasó?” o “¿Qué sabés sobre las apuestas?”. “Indagar nos sirve para poder entender el punto de vista y las preocupaciones que tienen nuestros hijos así como sus necesidades”.

Proposición: sugerir ideas o cambios. Poner el foco en explicarle con claridad el beneficio que va a recibir si sigue tu consejo.

Escucha activa: es fundamental que los chicos sientan que estamos interesados en lo que nos tienen para contar “porque si ellos notan que nosotros estamos conectados en otra cosa, por ejemplo pensando en qué vamos a cocinar a la noche o qué pasó en el trabajo, automáticamente la conversación pierde sentido”, reflexiona Gabutti.

Positividad vs. negatividad: “Está demostrado que si yo quiero dar un comentario negativo o una devolución negativa necesito antes haber dado al menos tres comentarios positivos”, dice Gabutti.

Otra clave es hablarles abiertamente sobre los riesgos de las apuestas online. Los especialistas recomiendan darles el siguiente mensaje:

Es ilegal: hay que explicarles a los chicos y adolescentes que las plataformas de apuestas online no son espacios para menores de 18 años, ya que dada la etapa del desarrollo en la que están no cuentan con las herramientas de inhibición y control necesarias para hacer un uso saludable de ellas. No se trata de un capricho de los padres sino de un cuidado hacia ellos.

Tiene graves consecuencias: “Hay que decirles que van a terminar complicados, no solo porque van a perder plata, sino que van a perder cosas que son mucho más valiosas, porque se van a enredar, van a dejar de estudiar, van a perder amigos, van a perder, perder y perder”, recomienda Débora Blanca, psicóloga especializada en ludopatía y otras adicciones.

Es riesgoso: es clave contarles que puede generar un consumo problemático como el alcohol o las drogas. “Las apuestas te piden la repetición, piden la recompensa, hacen que te sientas distinto”, señala Blanca.

Enseñales que es una trampa: “No es verdad que se gana plata: ganás una apuesta, ganás dos, pero a la larga la plata siempre la va a ganar el casino. Ese es el negocio de estas plataformas. Hay que explicarles que al principio los harán ganar para que crean que el éxito es producto de su destreza, pero esto no es más que una trampa donde la plataforma siempre gana”, revela Blanca.

Ayudalos a discernir acerca de los mensajes de famosos e instagramers: que no crean en todo lo que escuchan, que sepan que los famosos o instagramers cobran dinero por dar esos mensajes que parecen “casuales”.

Explicales que el dinero se gana de otras maneras: hablales sobre el valor del trabajo y lo satisfactorio que es ganar dinero por medio del esfuerzo.

Contales y mostrales ejemplos sobre situaciones y testimonios de personas que hayan caído en el juego compulsivo.

9 ¿Qué puedo hacer si me entero de que mi hijo apuesta?

Hablale sin escandalizarte: explicale de manera clara, sin asustarlo ni amenazarlo, que el juego es ilegal hasta los 18 años y las consecuencias que puede tener para su vida (ver pregunta 4).

No menosprecies el problema porque ocurre en internet: muchas veces el hecho de que sea virtual nos hace pensar que no es tan grave. Preguntate: ¿qué pasaría si ves a tu hijo de 12 o 14 años apostando a la maquinita o a la ruleta en un casino presencial? Esto es lo mismo.

Observá si hay cambios en su conducta: preguntate si tu hijo tiene cambios en su conducta que puedan coincidir con este problema. “Si vemos un cambio que nos preocupa, tenemos que indagar”, explica Lucía Fainboim, especialista en ciudadanía y crianza digital.

Cambiá la mirada: las familias encienden sus alertas recién cuando pierden mucha plata. “Aunque no haya una gran pérdida económica, si mi hijo o hija está teniendo cambios en su vida cotidiana por apostar, amerita una consulta con un profesional de la salud mental, psicólogo o psiquiatra. El problema no es que pierda plata, el problema es cómo se está vinculando con estas plataformas”, advierte Fainboim.

Llegá temprano: “Frente a la sospecha, no hay que tenerle miedo a hacer una consulta con un profesional. Siempre es mejor llegar lo más temprano posible”, opina Fainboim.

No pienses que depende de la buena voluntad: hay que derribar la falsa creencia de que si el menor le pone voluntad, va a lograr el objetivo. Si alguien está con un consumo problemático, necesita el apoyo y es probable que también requiera un tratamiento.

Animate a repensar tus decisiones respecto a la entrega del celular: “Una chica de 12 años no tiene que estar apostando bajo ningún punto de vista, ya que no tiene ningún tipo de capacidad reflexiva, de autocuidado, de manejo del dinero, de dimensión de los riesgos. Si lo hizo, quiere decir que hay todavía un montón de habilidades y de filtros que no desarrolló”, ejemplifica Fainboim.

No tengas miedo de volver atrás: si ves que tu hijo está apostando, repensá si está listo para tener un celular. “Si hay que estar viendo todo el tiempo lo que hace con su celular, es probable que no esté listo para tener uno”, opina Fainboim. En tal caso recomienda explicarle que no se trata de un castigo sino de una medida para cuidarlo: “Es un buen mensaje para un chico decir: ´Dmos este paso, observamos que aún no estabas listo, en un tiempo lo estarás y te lo volveremos a dar´”.

10  ¿Existe un tratamiento para el juego compulsivo?

Recuperarse de la compulsión al juego es posible, pero para eso los especialistas coinciden en que es necesario buscar la ayuda de un profesional de la salud mental. “Recibir información, apoyo y explicaciones sobre los mecanismos del juego compulsivo ayuda a familias y pacientes”, enfatiza el psiquiatra Federico Pavlovsky, especialista en adicciones.

Reconocer el problema: la negación es una característica de todas las adicciones y aceptar la enfermedad es un primer paso hacia la recuperación. Sin embargo, Pavlovsky resalta que “también es cierto, particularmente en adolescentes, que el reconocimiento del problema a veces se produce en un segundo momento, luego de comenzar una experiencia de tratamiento”.

●Pavlovsky explica que la compulsión al juego en adolescentes suele montarse sobre algo que a esa persona le está pasando. En este sentido, plantea: “Cada tratamiento es distinto y se trabaja sobre las dos problemáticas: por un lado, la adicción conductual y, por el otro, se intenta evitar etiquetas prematuras y trabajar con aspectos de la vida de ese adolescente y con su familia. A veces también con amigos, que suelen estar bastante preocupados”.

En cuanto al abordaje profesional, las técnicas son:

Terapia cognitivo-conductual (TCC): de la mano del terapeuta, el paciente enfrenta su conducta compulsiva para detectar patrones de comportamiento, factores desencadenantes, control de los impulsos y de la ansiedad. También se trabaja sobre ideas distorsivas e irracionales.

Terapia familiar o de pareja: busca mejorar las relaciones íntimas del paciente, ya que su problema también afecta al resto de la familia. Permite no solo ayudar al grupo familiar sino además ver si existen patrones o creencias disfuncionales compartidas como, por ejemplo, la negación.

Medicación: “Es necesaria en algunos casos, cuando existe un trastorno de ansiedad o síntomas depresivos, dos problemas frecuentes. Pero no existe un esquema farmacológico aprobado para la compulsión a las apuestas online como problema específico”, explica Pavlovsky.

Grupos de apoyo: en estos grupos se comparten experiencias entre jugadores recuperados y los que todavía se encuentran en tratamiento, de modo que quien transita la compulsión al juego se sienta acompañado por alguien que vivió o vive una situación similar, y le brinda fuerza y esperanza. Los grupos de jugadores anónimos, basados en el modelo de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, reciben el nombre de Jugadores Anónimos y ya cuentan con grupos para menores de 18 años (ver información en la pregunta 12). “Tanto en adolescentes como en adultos, la ludopatía tiene características singulares que en ocasiones es necesario abordar en espacios de terapia grupal para adicciones de este tipo: compras, pornografía y apuestas online”, revela Pavlovsky.

Grupos de apoyo para familiares: Jugadores Anónimos y otras organizaciones cuentan con grupos para familiares que se reúnen para compartir sus experiencias. Ayudar y contener a la familia del paciente es clave, ya que acompañar a alguien que cursa una adicción suele ser frustrante.

“Es frecuente encontrarse con familiares frustrados, enojados y sin información respecto de la naturaleza del problema. En el terreno de las adicciones ocurre un fenómeno que no sucede en otras enfermedades crónicas: es común que los familiares se enojen y culpen al paciente. Así como a una persona con una adicción muchas veces se la relaciona con la delincuencia, el robo y el asesinato, con frecuencia el jugador es señalado como codicioso, dejado, poco amante del trabajo, etcétera. Y, en ambos casos, se los considera artífices voluntarios de su adicción”, explican el psicólogo Gustavo Irazoqui y el psiquiatra Rafael Groisman en el libro La Tormenta Perfecta. Apuestas Online, coordinado por Pavlovsky.

Si el adolescente no quiere recibir ayuda, es útil que los familiares reciban orientación sobre cómo conseguir que la persona vaya a entrevistas y se aproxime a una propuesta terapéutica. “En ocasiones, que la familia se acerque a un tratamiento, resulta un elemento motivador para que el paciente acepte sumarse a un espacio de terapia. Muchas veces hay vergüenza y culpa, aunque de afuera aparezca el enojo o la indiferencia”, enfatiza Pavlovsky.

foto AML

11 ¿Dónde puedo pedir ayuda?

Instituto Provincial de Lotería y Casinos de Provincia de Buenos Aires: tiene un programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo con 10 centros de atención gratuita y equipos interdisciplinarios que trabajan individualmente y con las familias.
●El servicio cuenta con la línea gratuita 0800 444 4000, que opera todos los días, las 24 horas. Cuando llama un menor, lo intentan contener, pero solicitan hablar con una persona mayor para poder derivarlo a un especialista.
●La ubicación de los centros se pueden consultar en esta guía.

La Lotería de la Ciudad de Buenos Aires
●Tiene una línea gratuita de orientación al juego problemático. Es el 0800-666-6006, que atiende de 9 a 17 horas o por mail a [email protected]
●En su sitio web orientado al juego responsable, incluye señales de alerta, un autotest para identificar problemas vinculados al juego e información sobre los talleres de prevención que realizan en escuelas y clubes para prevenir esta problemática.

Atención Social Inmediata del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
●La Línea 108 (opción 3) ofrece un servicio de información y orientación en adicciones. Cuando el que llama es un menor de edad, quien atiende el llamado le solicitará hablar con una persona mayor. Luego lo derivarán a una entrevista con un especialista.

Jugadores Anónimos (JA): son grupos de personas que se reúnen para atender el problema relacionado con el juego compulsivo. Hay grupos por zona geográfica. El único requisito para ser miembro es tener el deseo de dejar de jugar. No hay que pagar cuota ni honorarios para sumarse. Recientemente abrieron un grupo virtual para jóvenes de hasta 30 años. Funciona los martes de 21 a 22.30. Hay grupos también para ayudar a familiares y amigos de jugadores.
●Podés llamar por teléfono al (011) 4328-0019, de 14.30 a 18.
●Llamar a la “Línea de Vida”, que es el (011) 15-4412-6745 y funciona las 24 horas.
●También podés escribir a [email protected] o entrar a www.jugadoresanonimos.org.ar
●En CABA, podés acercarte a Maipú 464, oficina 312

Hospital General de Agudos Dr. Teodoro Álvarez: este hospital porteño creó un dispositivo para el abordaje de los consumos problemáticos en entornos digitales orientado a adolescentes. Se puede solicitar un turno al 11 4630-2984. Se ubica en Aranguren 2701, en el barrio de Flores.

Fundación Manantiales: se dedica a la investigación, prevención y asistencia integral de diferentes adicciones, desde drogadicción y alcoholismo hasta tecnoadicción. Su teléfono es (011) 4382-8500. También hay información en su sitio web.

Dispositivo Pavlovsky: es un equipo de profesionales que trabaja con terapias ambulatorias para tratar consumos problemáticos de sustancias, ludopatía y uso problemático de tecnología.

Lazos en Juego: brindan capacitación y tratamiento tanto a personas que sufren ludopatía como a su familia. Tienen grupos virtuales para adolescentes (pueden participar de todo el país). Cuenta con especialistas en la ciudad de Buenos Aires, Lanús, Morón, Quilmes, Banfield, La Plata, San Miguel, Vicente Lopez y San Isidro. Para más información, ingresar a sus redes sociales: InstagramTwitter y YouTube.

ReConectarse: con un equipo de psicólogos, psicopedagogos y psiquiatras, el centro brinda un tratamiento integral a personas con adicciones relacionadas con el uso de la tecnología. Además, brinda talleres de orientación para padres y chicos. Para más información se puede escribir a [email protected].

Bienestar Digital: consultora especializada en implementar proyectos que potencien vínculos saludables con las tecnologías digitales. Brindan charlas para familias, docentes y estudiantes. Se los puede consultar por Instagram.

Faro Digital: es una ONG que promueve talleres, campañas, investigaciones y contenidos que buscan promover los usos reflexivos y críticos de los medios digitales. Para más información, se puede escribir a [email protected].

Argentina Cibersegura: brinda capacitaciones docentes, charlas en escuelas, talleres de seguridad informática para adolescentes y campañas de concientización, promoviendo el uso seguro de los medios digitales. Se puede pedir información a [email protected] o por teléfono al (011) 2150-3797.

Chicos.net: esta organización diseña e implementa iniciativas para promover los derechos de la niñez y la adolescencia en entornos digitales. Incluye programas educativos y capacitaciones para los chicos y sus familias. Se puede requerir más información a [email protected] o por teléfono al 11.3437-2558.

12 ¿Dónde puedo denunciar sitios ilegales de juego?

En ciudad de Buenos Aires. Si sabés que juegan en casino o casas de apuestas online ilegales, podés denunciar esos sitios en la línea 147 o a través del siguiente link de Lotería de la Ciudad de Buenos Aires.

Ministerio Publico Fiscal de CABA. Otra opción es recurrir directamente a una fiscalía, de lunes a viernes de 9 a 20.
Se puede hacer una consulta al 0800 33 FISCAL, que funciona las 24 horas.
También se los puede contactar desde la aplicación “DENUNCIAS MPF” o enviando un mail a [email protected].
Mientras que desde el sitio web también se puede iniciar una denuncia.

En la provincia de Buenos Aires, podés entrar a este link de Lotería de la Provincia de Buenos Aires para denunciar sitios de apuestas ilegales que se promocionan por redes sociales y WhatsApp.
Para denuncias a nivel nacional, pueden hacerlo al mail [email protected], de la Cámara Argentina de Salas de Casinos, Bingos y Anexos, la asociación que nuclea a las salas de casinos, bingos y tragamonedas habilitadas a nivel nacional.

CÓMO HICIMOS ESTA GUÍA
Este contenido fue producido por el equipo de Fundación LA NACION a partir de una serie de entrevistas con Débora Blanca, psicóloga especializada en ludopatía y otras adicciones comportamentales y directora de Lazos en juego; Lucía Fainboim, especialista en ciudadanía y crianza digital y directora de la consultora Bienestar Digital; Florencia Gabutti, consultora en ciudadanía digital; Laura Jurowski, psicóloga y directora de reConectarse; y Federico Pavlovsky, médico psiquiatra especialista en adicciones y coordinador del libro “La tormenta perfecta. Apuestas online”.