Tres especialistas hablan de cómo tratan a los menores de edad. Hay daños que son irreparablesHasta hace un año y medio no había adónde recuperar a los niños adictos. Todos los servicios del sistema de salud habían sido diseñados para mayores de 14 años. Tampoco había opciones para las mujeres. Así fue que se creó el servicio de asistencia a las adicciones del hospital del Carmen. Un servicio que hoy ya está desbordado de consultas, generalmente ordenadas por un juez de menores o pedidas por médicos del hospital de Niños y de otros nosocomios.
El lugar es sencillo. Al final de una larguísima galería hay dos pequeños consultorios. Allí trabajan, mañana y tarde, dos psiquiatras y un psicólogo. Por turno, atienden unas 13 a 15 consultas. También trabajan con ellos tres operadores terapéuticos y un enfermero. Debido a la alta demanda que tienen, se prevé que pronto se sumen dos profesionales más de la salud.
“Atendemos consultas y también internamos pacientes para desintoxicarlos. Hay casos sorprendentes, chicos muy chicos. Generalmente son internaciones cortas. Cuando reciben el alta comienzan con su tratamiento ambulatorio. Intentamos recuperar íntegramente a la persona: por sus adicciones, sus problemas psicosociales y también apuntamos a la recuperación de las potencialidades arrebatadas por las drogas. Aquí tienen varias actividades: huerta, talleres de manualidades y artes, deportes”, enumera Dennis Ríos Obando, jefe del servicio.
“Esta comunidad terapéutica atiende principalmente a personas provenientes de sectores marginales. La mayoría de los pacientes son menores. Cada vez baja más la edad de inicio en el consumo. Hasta hace unos años comenzaban a drogarse a los 15 años. Hoy estamos viendo chicos de 5 y 6 años, aunque recién llegan a la consulta a los 10 y 11 años. Son los hijos de padres consumidores. La situación es muy alarmante. Son menores con mucha problemática social: familias ausentes, prostitución y embarazos precoces. De hecho, trabajamos mucho con la Sala Cuna porque allí están los bebés de las pacientes en tratamiento”, detalla Ríos Obando, que trabaja acompañado por el licenciado Claudio Cianci y el doctor Gastón Castillo.
– ¿Cuál es la diferencia en el tratamiento cuando asisten niños muy chicos?
“Con los menores de edad el paso más importante dentro de un tratamiento es la contención. Hay chicos que llegan intoxicados, en crisis, y con un solo abrazo que uno les da se les pasa todo. Son casos muy complejos. Lo que vemos hoy está directamente relacionado con la carencia afectiva y la falta de control: la oferta de sustancias está a la vuelta de cualquier casa”, resaltan los especialistas.
“Los perjuicios que les produce el consumo de drogas a los niños es grave y a veces irreparables. Ninguno ha terminado de formar su organismo. Se notan especialmente los daños neurológicos: pierden el control de los impulsos, son chicos que no saben leer ni escribir; tal vez sí sabían, pero perdieron esas habilidades. Es un tema muy preocupante porque cada vez hay más consumo y más demanda de asistencia. Lo peor es que sabemos que hay una gran cantidad de niños que no están llegando al sistema”, concluyeron.
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